Unido a nuestro barro

Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

 

¡Cómo pesa este cuerpo herido por amor y por la vida! - dice Teófilo Pereira - ¡Cómo se inclina, y cómo también con él declinan las ilusiones y los sueños! La vida parece una cascada que la tierra destruye con sed avariciosa.
Pero aun inclinados y desangrando ilusiones, podemos verte hoy, Cristo resucitado, como el sol que se levanta sobre el horizonte, alzarte de la tumba y resurgir desde el abismo oscuro de la tristeza, el miedo y la desilusión que nos amasa día a día la muerte. Porque antes de matarnos la muerte, nos mata la tristeza de tener que morir entre tanta injusticia, tanto egoísmo y tanta soledad.
Invadidos de asombro recibimos la invitación de contemplar tu vuelo levantando los ojos a la altura, y para alzar los ojos nos erguimos sobre nuestro dolor y nuestras penas para ver el fulgor del cuerpo tuyo y nuestro, que resurge del fondo del abismo y se eleva llevando nuestro barro tan unido a tu vida y a tu muerte, tan unido a tu resurrección; tan unido al hombre nacido de María, tan unido al Hijo de Dios. Vuelves al Padre. Y si Tú, tan unido a nosotros te levantas, no es tu vuelo más lento por llevarnos contigo. Tú nos sostienes de pie, cargado tu corazón paciente y fuerte con las penas pesadas de la vida y el tiempo.
Te rogamos Jesús que nos lleves contigo, que tu resurgimiento del abismo nos eleve, para no caer en el abismo de la desesperanza. Necesitamos que tu vuelo nos sostenga en las manos misteriosas del Padre Dios que resucita, sostiene y abraza al que muere de amor.


Fuente: Reflexiones 21, Misión Jesuita Multimedia - Compañía de Jesús - Argentina