El cirio pascual

Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

 

Cada velita que se enciende para alumbrar a un santo, para rezar en el altar familiar, en una gruta o en el templo cristiano, es imagen de la vida nueva de Jesús resucitado. Esas velitas no suelen conjurar toda la oscuridad de la noche, pero sí pueden iluminar las sombras del corazón del hombre. Sin la extraordinaria resurrección de Jesús el corazón humano siempre tendría la oscuridad de una tumba, de la tristeza y el sin-sentido de la vida. Cuando cumplimos años apagamos las velitas de los años de vida que se nos fueron, y aplacamos el duelo con el saludo de la familia y los amigos, con la fiesta, el canto y los aplausos. Pero totalmente al revés, cuando el Sábado Santo celebramos la vigilia de la necesaria Resurrección de Cristo, en vez de apagar las velas encendemos el Cirio Pascual; un Cirio grande como la Vida nueva que empieza con la resurrección, un Cirio grande como la luz de la vida de Cristo que alumbra la eternidad del Amor siempre nuevo que dura. El Amor fuerte y paciente de Dios, más poderoso que el mal y más fiel que la muerte misma.
Que se encienda en cada uno de los corazones de los oyentes la luz de la esperanza, porque Jesús, que es bueno, nos ofrece a raudales la Vida nueva que brota de su Corazón. Encendamos el cirio del corazón con la oración, con la lectura de Evangelio de Jesús, con la participación en los Sacramentos, con la caridad con los más pobres y necesitados.


Fuente: Reflexiones 21, Misión Jesuita Multimedia - Compañía de Jesús - Argentina