Dios esta en todas partes menos en una...

Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

 

Quién no ha pasado por la oscuridad del miedo y de la angustia; esas como noches interiores que son más densas que las noches sin luna, y quién no ha sentido la alegría del alba; de la luz tenue que ofrece tímidamente un horizonte; una salida; retorno de la luz, una leve esperanza... para: , volver de nuevo a la noche, en ese cíclico retorno de la oscuridad, un ciclo que se rompe solo con la prolongación definitiva de la noche en las tinieblas oscuras de la muerte siempre asechante y devoradora...
Cada niño que nace parece que atenúa el dolor de innumerables entierros y sin embargo tarde o temprano también él se integrará a las sepulturas.
Por eso, la Gran Noticia del mundo y de la historia, es que Jesús rompe este ciclo desesperanzador y agobiante que sume al hombre en su terrible sin sentido. Jesús vivo es un alba incipiente que indigesto para siempre el vientre de la muerte. La muerte pretendió masacrarlo y lo abrazó hasta estrangularle sus latidos; hasta extirparle el aliento, pero el latido del amor y el aliento de la vida han sido como el anzuelo que indigesto de muerte a la muerte para siempre. Vulnerada su lápida, en la que nos clausura en tinieblas para siempre, ya no será la reina. El Sol que al tercer día resucita es un amanecer definitivo. 
Cuanta noche en el corazón de la madre. Cuanta noche de miedo y desesperanza en los discípulos. Pero a los que fueron a buscarlo al tercer día ya todos los que después creyeron se les dijo. Dios está en todas partes... menos en la tumba. Con este Sol definitivo que surge de la muerte, para Latir en el paisaje del espíritu y Soplar sobre los
horizontes de la fe, tenemos esperanza, tenemos un sentido y nuestra vida puede ser una vida Viva, por su vida, y no una vida vana por la muerte. Dios está en todas partes menos en una... la tumba vacía. Hay que dejarse encontrar y permanecer con él para vencer con él. 


Fuente: Reflexiones 21, Misión Jesuita Multimedia - Compañía de Jesús - Argentina