Para desmantelar el poder del chantaje

Autor:  Yusi Cervantes

 

 

Quienes recurren al chantaje son individuos inseguros, con poca tolerancia a la frustración, con mucha ansiedad; tienen miedo a sentirse débiles, dependen de las reacciones de los demás, haciéndolos responsables de su felicidad, por lo que se esfuerzan en controlarlos. Son incapaces de expresar con claridad lo que desean, por eso manipulan mediante amenazas, llanto o intimidación. Éstas son algunas de las formas que utilizan:

* El llanto.Los niños regularmente recurren al llanto para conseguir lo que quieren, y es necesario enseñarles que no siempre es posible obtener lo que se anhela. Pero hay adultos que jamás aprendieron a tolerar la frustración y siguen considerando al llanto la mejor manera de manipular. Aquí el remedio es dejar que el otro llore cuanto quiera, hasta cansarse (no nos referimos aquí al llanto auténtico, ante el cual hay que acoger y consolar).

* Hay personas que han sido traicionadas por su pareja y aprovechan la situación para chantajearla frecuentemente.Fingen haber perdonado al cónyuge, pero a partir de ese momento le imponen sus deseos como obligaciones, sacando a relucir una y otra vez el pecado cometido por el cónyuge. Esto puede suceder también con otros tipos de culpas graves. El cónyuge que fue culpable debe marcar un alto. No debe cargar con la culpa toda la vida, sometiéndose a los caprichos del otro. Necesita enfrentar a su pareja y ponerle un ultimátum. «O me perdonas completamente y de corazón o no me perdonas y dime qué quieres que hagamos, pero ya no voy a vivir sometido a ti».

* El abuso de superioridad,ejercido con frecuencia por los padres, incluso sin darse cuenta, por ejemplo, al decir frases como: «si no haces lo que te digo, ya no te voy a querer». Castigar a los hijos con la falta de amor es un grave error que genera en los hijos una grave inseguridad, dependencia, confusiones y una gran auto devaluación. Otra forma de abusar de la superioridad es la de utilizar castigos y prohibiciones no como un medio de educar, sino para lograr lo que los padres quieren, aunque sea por capricho. Para los niños es imposible protegerse del chantaje de sus padres. Si logran hacer conciencia del daño que recibieron, podrán sanarlo, ya como adultos generalmente, a través de una terapia o de otro medio de desarrollo personal.

* Menos grave es cuando se usa el cariño, la amistad, el aprecio o la aceptación como medio de chantaje entre adultos, pero esto puede ser devastador para personas inseguras con una autoestima débil. En este caso, la persona debe fortalecer su propia autoestima y darse cuenta de que no depende de la aprobación o cariño del chantajista, el cual, por otro lado, es falso, porque el cariño auténtico no pone condiciones.

* Hay quienes retiran el habla a los demás para ejercer presión.Interactuar con este tipo de personas suele ser desgastante, ya que hay un temor constante de que cualquier cosa le moleste y, a manera de castigo, ponga la «ley del hielo», la que, efectivamente, congela el ambiente emocional. En estos casos es recomendable responder con indiferencia, como si nada pasara, actuando con naturalidad y controlando la ansiedad que provoca la situación.

* Otras personas encuentran formas de presionar a los demás con amenazas como: «Si me dejas, no volverás a ver a los niños», «No puedo vivir sin ti», «Si no dejas el trabajo, nos divorciamos», «Elige: tus amigos o yo», «Si no tienes relaciones sexuales conmigo, es señal de que no me quieres». Ante esto, es indispensable actuar con valentía y negarse a complacer al chantajista. Si cumple la amenaza, ya actuaremos en consecuencia, según sea el caso.

* Hay chantajistas que amenazan con auto castigarse,por ejemplo, amenazan con matarse si se les deja, o aseguran que se van a enfermar si no se les complace. Hay que hacerle ver al chantajista que no nos podemos hacer responsables por lo que haga o por lo que le pase, y que hay formas sanas de enfrentar esas situaciones. Por otro lado, hay que desechar los sentimientos de culpa cuando éstos son falsos.

La mejor forma de frenar al chantajista es no ceder a sus exigencias, porque seguirá chatajeando. Pero si a él no le da resultado, tendrá que cambiar.


Fuente: elobservadorenlinea.com