Experiencia ajena

Autor: Justo López Melús 

 

 

El consejo de las personas sensatas podría ayudarnos a evitar muchos descalabros en la vida. Pero suele servir de poco. Muchos drogadictos, alcohólicos, afectados de SIDA..., lamentan, cuando ya no tiene remedio, no haber escuchado los buenos consejos que les dieron.

Suele decirse que hay que escarmentar en cabeza ajena, pero la verdad es que se aprende poco con el fracaso ajeno, y muchos prefieren experimentos fuertes, aunque tengan veneno. La experiencia ajena sirve de poco, y cuando se tiene la propia, ya no se puede usar: si un joven quisiera..., si el anciano pudiera... La experiencia es una señora que nos da un peine cuando ya estamos calvos. La experiencia es un billete de lotería que adquirimos cuando ya se efectuó el sorteo.