No enterrarse en vida

Autor: Gonzalo Gallo González

 

 

Pedro Cieza de León fue un cronista de Indias que por allá en el año 1554 escribió este comentario:

"Y a la verdad en la mayor parte de las Indias se tiene más cuidado en hacer y adornar las sepulturas donde han de meterse los muertos, que no en aderezar la casa en que han de vivir estando vivos".

De ese entonces hasta hoy las cosas no han cambiado mucho para algunas personas demasiado apegadas a sus difuntos.

Con un amor mal orientado dedican a los muertos y las tumbas un cuidado que ojalá dirigieran a sus seres queridos vivos.

Claro que es duro decir esto porque se puede entender que uno no tiene corazón ni sentimientos.

Pero conviene mirar otras culturas que, sin dejar de amar a sus muertos, toman la muerte con más serenidad y más libertad. Como en el Tíbet o en la India.

Con un amor menos dependiente, una fe más viva y la esperanza clara de otra vida, podemos liberarnos de un culto enfermizo a nuestros difuntos.

Y es mejor hacerlo así ya que hace mucho daño enterrarse en vida y olvidarse de los que viven por recordar a los que murieron.