La paz íntima

Autor: Antonio Oliver Belmas

 

 

Enfría, Señor, mi boca;
Señor, reduce mi brasa; 
dame, como te la pido,
concordia de cuerpo y alma.

Frente al perverso oleaje
ponme costados de gracia.
Dame, como te demando,
concordia de cuerpo y alma.

Señor, mitiga mi angustia;
remite, Señor, mi ansia;
dame, como te reclamo,
concordia de cuerpo y alma.

No dejes que los sentidos
me rindan en la batalla.
Señor mío, no me niegues
concordia de cuerpo y alma.