La felicidad 

Autor: Gonzalo Gallo González

 

 

"La felicidad no está en el destino sino en el camino. La felicidad depende de cómo vives, no de una meta que persigues. Por eso, decide ser feliz ahora mismo en medio de los apuros, el dolor y los contratiempos.

No permitas que tu pasado acabe con tu presente y arruine tu porvenir. No te pierdas el ahora preparando un futuro que acaso no has de vivir. Lo que necesitas es valorarte, aceptar la realidad y transformarla con la paciencia y la cordura del amor. 


Atesora suficiente fortaleza para no rendirte y suficiente confianza para derrotar los temores, Ten fe suficiente para confiar, amor suficiente para servir, esperanza suficiente para conquistar tus sueños. Recuerda que lo extraordinario se esconde en el encanto de lo ordinario cuando haces todo con amor. Vive abierto al perdón y a los cambios, sé libre en el desapego, puro en la integridad, sereno en tu fe. Sé feliz ahora.

Los mejores momentos de tu vida serán aquellos en que vivas inspirado en el amor a Dios, a ti mismo y a los otros. Seguramente ya comprobaste que tu felicidad nace de amar y servir, no de nacer con buena estrella. Y también habrás aprendido que puedes estar alegre y en paz, aunque enfrentes serias dificultades. Hay días en los que no te queda ni un asomo de confianza, pero el sol vuelve a salir y tu ánimo vuelve a crecer.

El secreto está en ser paciente y tolerante, actuar con desapego y nunca apartarte del Buen Dios. La derrotas dejan de ser tales cuando aprendes algo y las penas se aligeran en una perspectiva de infinito. Con Dios en tu alma puedes encender brasas dormidas, mirar hacia lo alto y cerrar viejas heridas. Todos somos seres migratorios y "un día veremos que la muerte no puede robarnos nada de lo que nuestra alma ganó" (Tagore). 

Eres un ser de amor que comete errores y te conviene mirarlos como enseñazas en el camino espiritual. Está bien que te responsabilices de tus actos y enmiendes el mal causado, pero hazlo con una amorosa compasión.

Perdónate y perdona, descarga los pesos que te hunden, y mírate a ti mismo y a los otros con humildad y con ternura. Cuando la Biblia dice que fuimos hechos del barro, nos recuerda nuestra fragilidad y nos invita a ser humildes.

Pero también nos dice que somos creados a imagen de Dios y nos pone de presente cuán maravillosos somos. Tú eres un ser de luz, eres amor, eres paz y armonía. Ámate mucho, perdónate y vuela en libertad. Convierte tus límites en alas, vive a Dios en ti y sé lo que eres: un ángel para todos y un regalo para el universo.