Conjurar la hipocresía
Autor: Gonzalo Gallo González
Pocos pasajes hay en la Biblia que denuncien con tanta firmeza y claridad la hipocresía relegiosa como los que leemos en el profeta Isaías.
Una y otra vez debemos acudir a los capítulos 1 y 58 de Isaías si de verdad queremos practicar una fe auténtica.
Una fe que no mezcle rezos y robos, alabanzas y engaños, ritos e injusticias, aleluyas con inmoralidad. Algo tan común en un mundo en el que la doblez es norma de vida y a diario se cumple el dicho de "peco, rezo y empato".
Ojalá nos dejemos interpelar por el mensaje divino del profeta, que muestra como el Señor odia la religión falsa de los hipócritas:
"No sigáis trayendo oblación vana, -dice el Señor-, el humo del incienso me resulta detestable... no tolero falsedad y solemnidad.
Vuestras fiestas y solemnidades aborrece mi alma y al extender vuestras palmas me tapo para no veros.
Vuestras manos están llenas de sangre, lavaos, limpiaos y quitad vuestras fechorías. Dejad de hacer el mal y aprended a hacer el bien. Buscad lo justo". (Isaías 1).