No cambies. Te quiero

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

Sitio del Padre

 

 

  Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.

Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.

Y con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día me dijo: “No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte”.

Aquellas palabras sonaron a mis oídos como música: “No cambies, No cambies. NO cambies…Te quiero.”

Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡Oh maravilla!, cambié.

Anthony de Mello


“No cambies…Te quiero tal como eres”. Es una gran dicha escuchar estas palabras en la boca de alguien, porque normalmente lo que tratamos de hacer es que el otros se amolde a nuestra imagen y a nuestra forma de pensar.

Aceptarnos a nosotros mismos y aceptar a los demás como son, son dos actitudes básicas para cualquier convivencia. Cambiar a los demás pro razonamientos y a la fuerza, es imposible. Es más fácil ajustarse al caminar del otro. Esto sí está en nuestras manos. Al aclimatarme al ambiente, a las circunstancias, estoy preparado para encajar el pasado tal como nos lo presentaron y mirar el futuro con optimismo. El pasado y el futuro nos ayudan a no evadirnos, a centrarnos en el presente, descubriendo el sentido de la vida en el hoy.

Dos cosas le hicieron sobrevivir a Victor Frankle en el campo de concentración: el deseo de reencontrarse con sus familiares y el de publicar un libro.

Una sola cosa nos mantiene vivos: saber que hay alguien que nos ama, que nos comprende y nos acepta tal como somos y que no necesita que cambiemos para que nos siga queriendo.

¡Qué hermoso es tener un amigo en quien apoyarse!


“Dios, que es rico en misericordia, pro el gran amor con que nos amó, y estando nosotros muertos por nuestros delitos, nos dio vida por Cristo” (Ef 2.4-5).