El oro le ahogó

Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

Sitio del Padre

 

 

  Ruskin ilustra uno de sus ensayos refiriéndose a un hombre que hacía una travesía en un trasatlántico.

De repente la nave se vio envuelta en llamas y al grito de “sálvese el que pueda” el hombre se preparó para lanzarse al agua.

Pero antes de hacerlo fue a su camarote y se ciñó con un fuerte cinturón donde guardaba una gran cantidad de monedas de oro.

Apenas cayó al agua se hundió bajo el enorme peso que llevaba consigo.

Ruskin preguntaba: ¿quién poseía a quién mietras este hombre se hundía?


Miguel Lamardo




Las cosas, el dinero, las riquezas aprisionan con facilidad los ojos y corazón. Si sólo miramos a través del oro, sólo veremos dinero y todos los demás valores quedarán muy empequeñecidos. Por eso, a la hora de la dificultad, salvaremos aquello que tiene “importancia”, aquello que Vale”, y, sin darnos cuenta no habrá tabla de salvación, sino que nos hundiremos más con lo que nos hemos atado, amarrado, esclavizado.

Somos esclavos del trabajo, del afán de lucro, del afán de competir, de nosotros mismos. Por el afán de poseer, la persona se convierte en esclava y éste mismo afán engendra en el ser humano inquietud, insatisfacción y la misma muerte.

“In God we Trust”, en Dios confiamos, es el mensaje que se lee en el dólar. Sin embargo nuestra vida proclama lo contrario: confiamos en el oro, en el dólar. Así vivimos esclavos. “Las cadenas de oro son mucho peores que las de hierro.” (Gandhi).

Muchas personas y países viven en la miseria, pues sólo tienen oro, dinero. Cuando el polvo amarillo o el codiciado dólar se adueña del corazón humano, éste se vuelve inhumano. Ya decía hace siglos Temístocles “Prefiero a un hombre sin dinero, que a dinero sin hombre”.