El efecto mariposa

Autor: Padre Justo López Melús

 

 

Empezar bien no es poco, pero tampoco es mucho. Si se empieza y no se continúa no se llega a ninguna parte, pero si no se comienza tampoco se consigue nada. Hay que empezar, y ver cómo se empieza. De la buena o mala orientación de los principios depende la trayectoria correcta o incorrecta. Si no se le corrigen pronto al niño las malas inclinaciones crecerá torcido y será un desastre.

Algunos drogadictos irreversibles empezaron por la simple curiosidad de «hacer un viaje» a mundos idílicos. Algunos aparatos enviados al espacio tuvieron que ser destruidos apenas disparados, pues un mínimo desvío al principio supondría luego un desvío incontrolable. Es lo que se llama el Efecto Mariposa: según ha descubierto la ciencia, un débil aleteo de un insecto en Nueva Zelanda puede levantar un vendaval y un verdadero tornado en las antípodas.