La mejor semila

Autor:  Padre Justo López Melús

 

 

Había un agricultor que siempre conseguía el primer premio en la feria con su maíz. Llamaba la atención la costumbre que tenía de compartir sus mejores semillas de maíz con los demás agricultores que rodeaban sus campos. Los demás agricultores de la comarca estaban intrigados por aquella prueba de generosidad, ellos que guardaban celosamente sus semillas. No entendían que quisiera compartir con ellos el primer premio.

Por fin le preguntaron por qué lo hacía, y les contestó: «Es por puro interés. Saben que el viento traslada el polen de unos campos a otros. Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz malo, mi propio maíz bajaría de calidad. Por eso quiero que sólo planten el mejor maíz». Efectivamente, la calidad de vida de quienes conviven con nosotros repercute también en nuestra vida. Los hombres no son islas. Todo lo que hacemos o decimos influye mutuamente entre nosotros.