Acerca de La Verdad

Autor: Fray Fernando Rodríguez

 

 

Cuentan que un buscador de la verdad
salió en cierta ocasión
a los caminos del mundo.
Y allí, en el gran cruce del mundo
interrogó a sus hermanos.

- Decidme ¿cual es la verdad?

- Busca la filosofía
-respondieron los filósofos
- No -argumentaron los políticos-.
La verdad está en el servicio.
- Entra a las catedrales
-le aseguraron los clérigos.
- Sin duda, la verdad es la sabiduría
-terciaron los sabios.
- Renuncia a todo
-esgrimieron los ascetas.
- Contempla y ensalza las maravillas del Señor
-le anunciaron los místicos.
- Acata y cumple las leyes
-señalaron los gobernantes.
- Conócete a ti mismo
-cantaron los guardianes del esoterismo.
- La verdad está en los números sagrados
-dedujeron los cabalistas.
- Vive los placeres
-aconsejaron los epicúreos.
- Únete a nosotros
-le gritaron los revolucionarios.
- La verdad es un mito
-respondieron los escépticos.
- Vive y deja vivir
-clamaron los existencialistas.
- El pasado: esa es la única verdad
-lamentaron los nostálgicos.

Confundido, aquel humano
se dejó caer sobre el polvo del camino,
mientras aquella multitud
se alejaba cantando
y reivindicando "su" verdad.
En eso, acertó a pasar junto al hombre
un venerable anciano
que portaba un refulgente diamante.

- ¿Quién eres? -preguntó
el derrotado buscador de la verdad.

Y el anciano, mostrándole el diamante
respondió:
- Soy el guardián de la Verdad.

- ¿La verdad? ¿Es que existe?

El anciano sonrió y aproximando la gema
al rostro del humano, replicó:
- La verdad, como este tesoro,
tiene mil caras.
Y lo importante de la vida
no es que yo te enseñe mi verdad
o de que tu me hables de la tuya… 
ino de que ambos humildemente
tratemos de captarla en su complejidad.
La verdad existe más allá
de lo que tú quieres o desees…
más allá de tus caprichos y necesidades.
Entonces, ni tu verdad ni mi verdad,
sino La Verdad…
y ven conmigo a buscarla.