¡La palmera más fuerte!

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Un hombre muy especial, no podía soportar nada hermoso alrededor suyo. 
Caminando cierta vez por un oasis, encontró una pequeña y sana palmera, y no pudo resistir a su genio. Tomó una pesada piedra y se la puso en el centro de su copa, se rió con gozo y se fue. 

La joven palmera intentó desesperadamente liberarse de esta pesada carga. Se sacudía y se inclinaba hacia todos los lados. Pero en vano. 

Entonces intentó encontrar otra estrategia, tratando de afirmarse más profundamente en el suelo, y así, sus raíces crecieron y alcanzaron una veta de agua más profunda, hasta entonces desconocida. 

Esta fuerza de la profundidad y la luz y el calor del sol desde la altura hicieron que pudiera desarrollarse como una palmera majestuosa, capaz también de levantar la pesada piedra que sostenía su copa. 

Después de años volvió el hombre queriendo gozarse del resultado de su maldad. 

En eso, la palmera más fuerte de todas inclinó su copa, le mostró la piedra y le dijo: 

"Debo darte gracias. La carga que me impusiste, me ha fortalecido."