Oración de un padre 

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Señor, ya no soy un niño! 

Tengo la impresión de que estoy llegando a la plenitud de mis días. ¡Mi hogar, mis hijos e hijas, mi mujer, mi trabajo, me dicen que algo ya realicé!

Hoy vuelvo mis ojos para los hijos e hijas que tu bondad me a concedido. ¡No puedo esconder la inmensa alegría de ser padre! Cuando nació mi primer hija, mi corazón casi explotó de alegría. Después vinieron los demás y mi alegría siguió.

Señor, en este día te doy la gracias por los hijos e hijas que me diste. No puedo esconder, en esta hora, una cierta preocupación. Ellos, ellas son tan frágiles y tienen tantas riquezas escondidas en esa fragilidad. De noche, cuando están durmiendo, voy a contemplarlos en su dormitorio. Cierro los ojos y pienso en el futuro. ¿Quienes serán ellos, quienes serán ellas? ¿Que les reserva la vida? Quiero ser amigo de mis hijos e hijas, quiero escucharlos, quiero servir a cada uno de ellos y ellas. Quiero reírme, cuando ellos ríen, quiero llorar cuando lloran.

Señor, permite que yo sepa respetar la personalidad de cada uno de ellos y ellas. Permite, Señor, que yo sea paciente y comprensivo…

En este día, yo te ruego Tus más ricas bendiciones para los hijos e hijas de mi vida. Amén.